Lactasa

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La lactasa es una enzima cuya función principal es la de separar o dividir la lactosa en los dos componentes principales que la conforman: la glucosa y la galactosa. La lactasa, por lo tanto, es una proteína cuya principal función es la de fragmentar moléculas para mejorar su absorción en el organismo. 

 

Se trata de una enzima muy común en mamíferos ya que se origina en el intestino delgado a lo largo de la etapa lactante de las crías. Además, es un gran aliado en el día a día de cualquier ser humano, ya que hace posible que la lactosa de la leche materna sea metabolizada e hidrolizada correctamente. Sin embargo, a pesar de que la lactasa intestinal es sintetizada correctamente durante la etapa lactante, se produce una gran disminución de la producción de la lactasa según los mamíferos van creciendo. 

 

Al no tener que consumir leche de manera diaria para crecer, el organismo interpreta que la descomposición de la lactasa ya no es necesaria. Sin embargo, este cambio natural puede conllevar problemas para el ser humano, especie que continúa tomando leche animal incluso cuando la etapa de lactancia ha finalizado. De hecho, fue hace ya más de 10.000 años cuando la lactosa se comenzó a incorporar en la dieta adulta gracias a un proceso evolutivo del cuerpo humano. 

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Sin embargo, a día de hoy no todos tenemos la misma capacidad para descomponer la lactasa ya que, en parte, dependerá de la frecuencia con la que los lácteos estén incorporados en la dieta diaria. La falta de lactasa en nuestro organismo puede conllevar malas digestiones y patologías asociadas a un tratamiento ineficaz de la lactosa.

 

Si se produce un déficit de lactasa en el intestino, la lactosa no podrá ser separada en los componentes que la forman cuando se tomen lácteos. Las consecuencias son la fermentación en el intestino delgado y, por lo tanto, la aparición de síntomas como dolor abdominal, diarrea, flatulencias o náuseas. Los síntomas suelen ser momentáneos y desaparecen cuando la lactosa se elimina d e la dieta diaria. 

 

Además, hoy en día existen diferentes tipos o grados de intolerancia a la lactosa:

  • Primaria: es la más común de todas y se produce de manera progresiva. 
  • Secundaria: se origina por haber sufrido algún daño en el intestino delgado. 
  • Intolerancia congénita: es la ausencia total de lactasa. No es muy común. 

 

Las causas de esta intolerancia es, por supuesto, la ausencia o mal funcionamiento de la lactasa en el organismo. Sin embargo, es necesario ir más allá para descubrir dónde puede llegar a estar el error. 

 

Y aunque la intolerancia a la lactosa (por falta de lactasa) es cada vez más frecuente en adultos, casi nunca se trata de una alteración o patología peligrosa. Sin embargo, sí que se trata de una enfermedad que puede ocasionar graves lesiones y dolores en el intestino delgado, además de síntomas como infecciones, diarreas o vómitos.