Semillas y bayas: Cómo incluirlas en tu dieta - Unilabs CAREBIG

Semillas y bayas: razones para incluirlas en tu dieta

Consumir semillas y bayas ofrece muchos beneficios para el organismo y la salud. Sin embargo, no hay que excederse. Obtén más información. Clic para tuitear

Desde hace un tiempo, las semillas y bayas (pequeños frutos carnosos sin hueso) han vuelto a la dieta.

Las semillas y bayas son una fuente valiosa de vitaminas y minerales, pero también contienen muchos otros elementos beneficiosos como, por ejemplo: ácidos grasos esenciales, proteínas, sustancias fitoquímicas y propiedades antioxidantes. Es decir, si incluyes estos alimentos en tus platos diarios, la calidad nutricional de tu dieta mejorará notablemente. Además, pueden realzar el sabor de la comida, por lo que es una buena incorporación que puede aplicar todo el mundo.

Es posible que te estés preguntando cuáles son las características nutricionales de las semillas y las bayas. ¿Se debe tener alguna consideración especial al comer estos frutos? Te lo explicamos todo a continuación.

Semillas y bayas: ¿de qué están hechas?

Se podría decir que las semillas y las bayas han reaparecido en nuestros hábitos alimenticios y que ahora hay aún más especies y variedades disponibles para elegir. Estos alimentos suelen estar relacionados con beneficios como la pérdida de peso o la mejora de la inmunidad.

A pesar de las diferencias en la composición nutricional de ciertas semillas y bayas, en general, se consideran un alimento saludable en todo el mundo.

Son fuente de fibra y nutrientes. Las semillas almacenan eficazmente grasas monoinsaturadas saludables, grasas poliinsaturadas y muchas vitaminas, minerales y antioxidantes importantes.

Cuando se incluyen en una dieta saludable, pueden ayudar a disminuir el azúcar en sangre, el colesterol y la presión arterial.

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Beneficios de comer semillas y bayas

Al observar las características de las semillas y las bayas por separado, se puede decir que las semillas son especialmente ricas en fibra, grasas insaturadas, vitaminas y minerales, que son esenciales para el buen funcionamiento del organismo. Además, tienen un nivel de energía bajo.

Por otro lado, las bayas son importantes fuentes de nutrientes y sustancias fitoquímicas que reducen el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como la diabetes de tipo 2. Esto se debe principalmente a que el consumo de bayas mejora los niveles de insulina y glucosa después de las comidas, gracias a los efectos antioxidantes y antiinflamatorios producidos por las antocianinas y a la inhibición de las enzimas involucradas en el proceso metabólico de los hidratos de carbono.

Además, contienen fibra, vitamina C y sustancias antioxidantes, que reducen la aparición de enfermedades cardiovasculares, ya que ayudan a disminuir los niveles de colesterol total, triglicéridos y presión arterial. Al mismo tiempo, favorecen el aumento del colesterol bueno (HDL).3

Introducir semillas en dieta

Cómo puedes consumirlas?

Puedes tomar hasta dos cucharadas de estos alimentos al día, siempre que no excedas la cantidad diaria recomendada de 15 g. En cuanto a la forma de comer las bayas, puedes incluirlas en ensaladas, yogures, batidos, barritas de cereales o granola casera.

Ejemplos de semillas y bayas

Existe una gran variedad de semillas y bayas, con características distintivas que pueden afectar a tu cuerpo de muchas maneras diferentes.

La semilla de linaza puede ayudar al movimiento del intestino y favorecer la saciedad, mientras que la semilla de cáñamo favorece la recuperación muscular para los atletas. Las pipas de girasol ayudan a aumentar la masa muscular, y las de sésamo mejoran los niveles de colesterol y la presión arterial.

En cuanto a las bayas, en general, son bajas en calorías, carbohidratos y grasas, pero son ricas en fibra, polifenoles y micronutrientes, como las vitaminas C y E, y el ácido fólico. Las moras y los arándanos son buenos ejemplos de ello, ya que 100 gramos de estos frutos frescos contienen aproximadamente un 20 % de la dosis diaria de vitamina K recomendada.

Atención especial

Si bien las semillas y las bayas presentan muchos beneficios, un consumo excesivo de estos alimentos puede causar preocupaciones y problemas de salud, como enfermedades, flatulencias e incluso obstrucción intestinal. Una ingesta excesiva y una mala dilución y molienda de las semillas es inadecuado e incluso peligroso para nuestra salud.

Si te han diagnosticado diverticulitis, evita comer semillas. Podrían agravar la enfermedad por su alto contenido en fibra. Las semillas también se pueden fijar en el colon, llegando a los pólipos (pequeños crecimientos también conocidos como divertículos).

En resumen, si consumes semillas y bayas, y notas alguno de los síntomas mencionados anteriormente, debes suspender o reducir inmediatamente su consumo y, si es necesario, acudir a una consulta de gastroenterología.

La importancia de un seguimiento nutricional

Las semillas y las bayas suponen un gran aporte a una dieta equilibrada. Sin embargo, como se ha explicado, se deben consumir con moderación y no se debe exceder su dosis diaria recomendada. También hay que prepararlas como se ha descrito: se deben moler e hidratar antes de comerlas.

Por último, acudir a una cita de seguimiento en una consulta de nutrición puede ser importante a la hora de incluir estos alimentos en la dieta de cada persona, especialmente en el caso de las personas que sufren problemas intestinales.

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