Aplanar la curva

Aplanar la curva” se convirtió en una de las frases y objetivos más sonados durante la pandemia originada por el virus del Covid-19 a nivel mundial. Sin embargo, esta técnica es una antigua estrategia de control ya realizada en brotes anteriores

Hoy en día todos tenemos claro que ante la creciente expansión y aumento de un brote epidemiológico, es fundamental controlar el número de contagiados. La curva de contagios representa la evolución de contagio de un virus en una población. Por ello, permite estudiar, analizar y prever el comportamiento de dicho brote ante diferentes situaciones, lugares o comportamientos. De este modo, aplanar la curva de contagios es uno de los primeros y principales objetivos cuando un brote epidemiológico, epidemia o pandemia continúa creciendo e infectando a un número mayor de personas. 

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Hay que tener en cuenta que al aplanar la curva se consigue que la gráfica se alinee en forma de meseta. En caso de conseguir esta nueva forma en la curva, significa que el número de contagios ha dejado de crecer y se mantiene en ese número durante un tiempo. Si la curva se mantiene aplanada significa que el número de contagios no incremente y, por lo tanto, la velocidad de contagios también es menor. Aplanar la curva es sinónimo de frenar el crecimiento de un brote de contagios.  

Aplanar la curva del Covid-19

“Aplanar la curva”  era el objetivo a conseguir por muchos países que buscaban soluciones emergentes ante la grave situación originada por la pandemia del Covid-19. Si se consigue aplanar la curva epidemiológica, una representación visual del número de casos contagiados, es sinónimo de una ralentización de las infecciones y, por lo tanto, de una disminución de la velocidad de expansión del virus.